La crisis económica en Bolivia, como en cualquier país, requiere soluciones basadas en el diálogo, la unidad y la búsqueda de consensos, no en la confrontación ni en actos de violencia, dijo el alcalde suplente de Cochabamba, Manfred Reyes Villa Aviles.
La división y los conflictos promovidos por sectores políticos, como las acciones de Evo Morales y sus seguidores, pueden agravar la situación, profundizando las desigualdades y el malestar social, señalo.
Es fundamental que los líderes políticos, sociales y cívicos prioricen el bienestar de la población por encima de los intereses partidarios.
La unidad de los bolivianos es clave para enfrentar los desafíos económicos actuales, como la inflación, el desempleo y la falta de inversión, que afectan especialmente a los más vulnerables, apunto.
En Bolivia, las marchas y bloqueos han sido una forma recurrente de protesta social, pero también generan impactos negativos en la economía y en la vida cotidiana, especialmente para las poblaciones más vulnerables.
Las marchas y bloqueos paralizan el transporte, interrumpir el comercio y dificultar el acceso a bienes esenciales, lo que agrava las condiciones de pobreza y desigualdad.
El sector informal, que representa una gran parte de la economía boliviana, es uno de los más afectados, ya que muchas familias dependen del día a día para sobrevivir.
Además, los pequeños productores y comerciantes enfrentan pérdidas económicas debido a la imposibilidad de transportar sus productos a los mercados. Esto, a su vez, puede provocar el aumento de precios en productos básicos, afectando a los consumidores finales.
Aunque las protestas son una expresión legítima de demandas sociales, el desafío radica en encontrar mecanismos de diálogo y resolución de conflictos que no perjudiquen a la población más vulnerable ni a la economía del país, acoto.