La empresaria Amelia Solorzano (50), gerente general de la compañía de ropa deportiva Patra, no puede realizar pagos en dólares a sus proveedores de telas e hilos en Brasil y tampoco puede retirar del banco la totalidad de sus ahorros en moneda extranjera, debido al «corralito bancario» que existe en Bolivia por la escasez de divisas que afecta al país desde inicios de 2024.
Su caso refleja la situación de muchos ahorristas, y de pequeños, medianos y grandes empresarios que se ven impedidos de acceder a sus fondos, por lo que deben recurrir al mercado negro para conseguir la divisa casi al doble de su costo para seguir trabajando y no cerrar sus empresas.
«Nos ha tocado vivir este corralito en carne propia, de forma dramática e injusta, que vulnera derechos en todos los sentidos. Por eso me vi obligada a hacer una denuncia pública«, expresó Solorzano, que consolidó su entidad en el departamento de Santa Cruz (este), la región más próspera del país.
El tipo de cambio oficial está en 6,86 bolivianos por cada dólar, de acuerdo con el Banco Central de Bolivia (BCB), pero a raíz de la escasez de la divisa, en el mercado negro se cotiza en 11 bolivianos.
«En septiembre de 2024 fue la última vez que logramos pagar nuestra materia prima y gracias a que tuvimos que acceder a un acuerdo con el banco, bajo una serie de amedrentamientos, presiones, amenazas y chantajes. Que si no aceptábamos firmar, no nos iban a permitir pagar y desde ahí no hemos podido encontrar una manera de pagar por nuestra tela«, lamentó.
La empresaria boliviana, con 30 años de trayectoria en el rubro de textiles, aseguró que muchas personas tienen el mismo problema: no tienen acceso libre a sus dólares en el banco, pero no se animan a denunciarlo públicamente por temor a las represalias.
«Ni siquiera llevando los dólares en efectivo al banco le permiten hacer los giros al exterior, porque restringen el servicio en moneda extranjera. Sé que muchos otros microempresarios y medianos empresarios están sufriendo lo mismo que yo», dijo.
La falta de dólares en el país sudamericano se debe principalmente a la caída de las exportaciones de gas y las pocas divisas que existen se destinan a la importación de combustibles y el pago de la deuda externa, afirmó el martes el presidente, Luis Arce.
«En Bolivia, las exportaciones cayeron porque las reservas de gas disminuyeron por la caída de reservas de gas, por tanto, ya no tenemos los mismos dólares que antes», admitió el mandatario.
Arce detalló que Bolivia tiene tres fuentes de financiamiento: las exportaciones, las remesas y el financiamiento externo mediante créditos e inversión extranjera.
«El ingreso de divisas se reduce en el país, debido a que el sector privado exporta lo mismo, y, por tanto, no hay algo que compense la caída de las exportaciones de gas«, puntualizó.
El gasto en la importación de diésel y gasolina se duplicó en 2023 de 1.500 a 3.000 millones de dólares. «Duplicamos la importación de combustibles, en 2024 se gastó 3.500 millones de dólares«, indicó.
CORRALITO NO OFICIAL
Según el presidente del Colegio de Economistas de la ciudad de Tarija (sur), Fernando Romero, lo que hay en Bolivia es un corralito que no es oficial, como pasó en Argentina en 2001, pero sí «real», porque afecta al mercado y a la población.
«Esto ha conllevado a que se dé lo que es un corralito bancario no oficial como política monetaria, como ocurrió en Argentina en 2001, pero sí real, porque es algo palpable lo que se está viviendo en el mercado financiero. Porque existe la nula posibilidad de poder retirar los depósitos hechos anteriormente en dólares«, explicó Romero a la Agencia Sputnik.
En Argentina en 2001, los ahorristas podían retirar una cantidad determinada de dólares por semana.
El experto ve con preocupación que los bancos vulneran los derechos de los ahorristas de disponer de sus fondos en cualquier momento, tal como establece la Ley de Servicios Financieros, pero arguyen que no disponen de fondos por falta de provisión del Banco Central.
Romero considera que el Gobierno boliviano no logró reponer los gastos en dólares que se realizan en el pago de deuda externa e importación de carburantes, que entre el 2021 y 2024 ascendió a 10.000 millones de dólares.
«Existe un estrés financiero y cambiario muy importante donde las reservas internacionales netas (RIN) han bajado a niveles históricos, mientras los elementos que la alimentaban, como las exportaciones, créditos externos, las inversiones y las remesas, han caído. Estos elementos no han podido ser recuperados, ni parcialmente, con las políticas gubernamentales«, puntualizó.
Las reservas internacionales de Bolivia cayeron más del 50 por ciento en dos años, desde 3.796 millones de dólares en 2022 hasta 1.796 millones al 30 de abril de 2024, de acuerdo con datos del BCB.
Las RIN deben cubrir al menos tres meses de importación en caso de que el país no genere más dólares, de acuerdo con parámetros internacionales.