La semana pasada la Policía incautó en Pajas Blancas casi 500 kilos de cocaína boliviana que pertenecía al Clan de los Balcanes. La droga fue ingresada desde Argentina por el río Uruguay. Pero allá llegó por la hidrovía según fuentes del vecino país. También se supo del interés paraguayo por construir un puerto para barcazas en la playa de La Agraciada, cerca de Nueva Palmira.
A su vez, Página12 informó que “a estas horas en Asunción es vox populi que Paraguay y Estados Unidos suman ingenieros militares en la construcción del tramo paraguayo de la llamada hidrovía.
Los asuntos portuarios generalmente son de interés público cuando se incauta droga, contrabando o se los privatiza, pero los puertos son esencia de la soberanía. Y vaya si están ocurriendo cosas en torno a algunos puertos uruguayos.
Un hecho en particular ocurrido esa misma semana reveló que el denominado Clan de los Balcanes usa la hidrovía para traer cocaína boliviana a Argentina, desde allí y por el río Uruguay ingresarla a nuestro país para desde aquí enviarla a Europa. La información fue confirmada en fuentes de la investigación argentinas y uruguayas.
Por la hidrovía circulan anualmente decenas de miles de barcazas. Solo al puerto de Nueva Palmira llegan unas 3.000 por año.
La soja es la mercadería de mayor circulación desde Paraguay al sur. Ocurre que el grano paraguayo es de mejor calidad que el argentino o el uruguayo, ya que contiene más proteínas porque recibe mayor cantidad de horas de sol.
Por eso es común mezclarla con la producida más al sur. Además muchos plantadores argentinos evaden las detracciones enviándola de contrabando a Paraguay y luego legalmente hacia Rosario, donde se cargará con destino de exportación.
Pero investigadores argentinos, como el periodista y diputado provincial Carlos del Frade, aseguran que “los controles de la carga que circula por la hidrovía son casi nulos”. O sea, se puede pasar cualquier cosa. Soja de contrabando y droga, por ejemplo.
En medio surgen poderosos intereses económicos y políticos.