La lluvia no pudo opacar el fervor y la alegría del Carnaval de Oruro este sábado. Miles de bailarines, con ponchos y paraguas en mano, desafiaron las inclemencias del tiempo y continuaron con el tradicional peregrinaje hacia el Santuario de la Virgen del Socavón.
El cielo gris y la llovizna intermitente no fueron impedimento para que los danzarines de las diferentes fraternidades desplegaran su colorido y contagioso baile por las calles de la Capital del Folklore de Bolivia. Al ritmo de la música autóctona, los diablos, morenos, tinkus, caporales y otros personajes llenaron de energía y entusiasmo a los espectadores que se dieron cita en la ciudad.
Con fervor religioso y devoción a la «Mamita del Socavón», los bailarines avanzaban con paso firme, sin que la lluvia menguara su entusiasmo. Los trajes tradicionales, adornados con plumas, lentejuelas y coloridos bordados, brillaban con un fulgor especial bajo la lluvia, creando un espectáculo único e inolvidable.
Los miles de espectadores que se apostaron a lo largo del recorrido aplaudían con fervor y admiración el paso de las fraternidades. Algunos se refugiaban bajo paraguas o ponchos, mientras otros disfrutaban de la lluvia sin importarles mojarse.
El espíritu del Carnaval de Oruro, una mezcla de fe, tradición y alegría contagiosa, se mantuvo intacto a pesar de la lluvia. La devoción a la Virgen del Socavón y el entusiasmo de los bailarines fueron más fuertes que las inclemencias del tiempo, convirtiendo este día en una jornada memorable para todos los que presenciaron este espectáculo único.