Quillacollo, 9 de julio de 2025 — A pocos meses del Bicentenario de Bolivia, una de las regiones con mayor potencial turístico y cultural del país se siente marginada.
Mientras el país se prepara para celebrar sus 200 años de independencia, Quillacollo denuncia el abandono estatal a la fiesta de Urkupiña y la falta de promoción turística.
Quillacollo, ciudad símbolo de fe y devoción por la Virgen de Urkupiña, denuncia la falta de compromiso del Gobierno nacional para impulsar el turismo, la infraestructura y la promoción de esta importante festividad que cada agosto congrega a miles de peregrinos nacionales e internacionales.
Pese a ser considerada la “fiesta de la integración nacional”, Urkupiña no ha recibido el respaldo que merece del Estado boliviano en el marco de los preparativos del Bicentenario. Autoridades locales, sectores sociales y vecinos cuestionan el desinterés del Gobierno central en promocionar este patrimonio espiritual y cultural que dinamiza la economía regional y genera empleo temporal durante las festividades.
“Es inconcebible que el Gobierno destine millonarios recursos para otras regiones y eventos, pero ignore a Quillacollo, que es el epicentro de una de las manifestaciones de fe más grandes del país”, declaró un representante del comité organizador de Urkupiña.
La infraestructura vial, los servicios de salud, la seguridad ciudadana y la promoción turística son aspectos críticos que hasta ahora no han sido atendidos con seriedad por el nivel central del Estado.
A diferencia de otras ciudades que cuentan con inversión directa para proyectos culturales y turísticos, Quillacollo sigue esperando acciones concretas.
La ausencia de campañas nacionales e internacionales para promover Urkupiña evidencia el bajo interés del Ministerio de Culturas y Turismo en articular esfuerzos con el municipio para convertir esta festividad en un verdadero motor del desarrollo económico y social.
En este contexto, sectores cívicos y culturales de Quillacollo hacen un enérgico llamado al Gobierno nacional para que incluya a la región en el Plan Bicentenario y se comprometa con inversiones tangibles que fortalezcan la infraestructura turística, promuevan la imagen de Urkupiña y garanticen mejores condiciones para los visitantes.
Urkupiña no solo es una fiesta religiosa: es identidad, economía y cultura viva. Bolivia no puede celebrar su Bicentenario excluyendo a uno de sus mayores símbolos de fe popular. (FAUSTO COLPARI)
Quillacollo, 9 de julio de 2025 — A pocos meses del Bicentenario de Bolivia, una de las regiones con mayor potencial turístico y cultural del país se siente marginada.
Mientras el país se prepara para celebrar sus 200 años de independencia, Quillacollo denuncia el abandono estatal a la fiesta de Urkupiña y la falta de promoción turística.
Quillacollo, ciudad símbolo de fe y devoción por la Virgen de Urkupiña, denuncia la falta de compromiso del Gobierno nacional para impulsar el turismo, la infraestructura y la promoción de esta importante festividad que cada agosto congrega a miles de peregrinos nacionales e internacionales.
Pese a ser considerada la “fiesta de la integración nacional”, Urkupiña no ha recibido el respaldo que merece del Estado boliviano en el marco de los preparativos del Bicentenario. Autoridades locales, sectores sociales y vecinos cuestionan el desinterés del Gobierno central en promocionar este patrimonio espiritual y cultural que dinamiza la economía regional y genera empleo temporal durante las festividades.
“Es inconcebible que el Gobierno destine millonarios recursos para otras regiones y eventos, pero ignore a Quillacollo, que es el epicentro de una de las manifestaciones de fe más grandes del país”, declaró un representante del comité organizador de Urkupiña.
La infraestructura vial, los servicios de salud, la seguridad ciudadana y la promoción turística son aspectos críticos que hasta ahora no han sido atendidos con seriedad por el nivel central del Estado.
A diferencia de otras ciudades que cuentan con inversión directa para proyectos culturales y turísticos, Quillacollo sigue esperando acciones concretas.
La ausencia de campañas nacionales e internacionales para promover Urkupiña evidencia el bajo interés del Ministerio de Culturas y Turismo en articular esfuerzos con el municipio para convertir esta festividad en un verdadero motor del desarrollo económico y social.
En este contexto, sectores cívicos y culturales de Quillacollo hacen un enérgico llamado al Gobierno nacional para que incluya a la región en el Plan Bicentenario y se comprometa con inversiones tangibles que fortalezcan la infraestructura turística, promuevan la imagen de Urkupiña y garanticen mejores condiciones para los visitantes.
Urkupiña no solo es una fiesta religiosa: es identidad, economía y cultura viva. Bolivia no puede celebrar su Bicentenario excluyendo a uno de sus mayores símbolos de fe popular. (FAUSTO COLPARI)