Cochabamba vuelve a convertirse en un escenario de disputa interna del masismo, donde Evo Morales y Luis Arce mueven sus fichas políticas con el objetivo de mantener cuotas de poder en las alcaldías y la Gobernación, apelando al reciclaje de exfuncionarios que ya ocuparon cargos estratégicos durante el régimen de Evo Morales.
Entre los nombres que hoy reaparecen como candidatos por diversas siglas políticas, figuran exautoridades y operadores políticos del anterior aparato estatal, muchos de ellos ampliamente conocidos por haber sido parte de la estructura de poder del evismo.
Destacan, por ejemplo, Rocío Molina y Esther Soria, funcionarias que durante años ocuparon cargos importantes en la denominada “nave del Estado”, sin mostrar resultados significativos para la región.
A esta lista se suma Jhon Rioja, exguardaespaldas de Evo Morales y militante masista, quien incluso buscó posicionarse como ministro de Justicia mediante acercamientos políticos, sin lograr respaldo ni legitimidad social.
Hoy, estos personajes reaparecen como supuestas “nuevas alternativas”, pese a representar el mismo modelo político desgastado.
En ese contexto, el Movimiento Tercer Sistema (MTS) presentó como candidato a la Gobernación de Cochabamba a Alejandro Mostajo Rueda, exdirigente universitario y creador de contenido político en redes sociales, conocido como tiktoker político. Según la dirigencia del MTS, su postulación busca evitar la continuidad del evismo y frenar el ingreso de sectores afines a Rodrigo Paz y Edmand Lara; sin embargo, su perfil genera dudas sobre su capacidad real de gestión administrativa y experiencia en el manejo de la cosa pública.
Analistas y sectores ciudadanos advierten que, más allá del discurso, varios de estos candidatos responden directa o indirectamente al mismo círculo de poder, cambiando de sigla pero manteniendo las mismas prácticas políticas.
A ello se suman otros postulantes que carecen de trascendencia política, trayectoria pública o experiencia administrativa, convirtiendo el escenario electoral en una oferta dispersa y poco sólida.
Cochabamba enfrenta problemas estructurales urgentes: crisis económica, desempleo, inseguridad y falta de desarrollo productivo. En ese marco, la improvisación, el reciclaje político y el uso de candidaturas funcionales al masismo no representan una solución real para la población.
La ciudadanía exige renovación auténtica, liderazgo con experiencia y propuestas claras, no más figuras recicladas ni operadores del pasado que hoy intentan presentarse como alternativa bajo nuevos rótulos políticos.



