En Quillacollo una población cercana a la ciudad de Cochabamba, este 15 de agosto se celebra la tradicional fiesta religiosa de la Virgen de Urqupiña, en medio de una extrema preocupación ocasiona la paralización de varias actividades en toda Bolivia.
Hasta antes de la presencia del virus fantasma, en Quillacollo se desataba una gran fiesta religiosa y folclórica donde acudían alrededor de medio millón de personas que llegaban desde diversos lugares del país.
Este año 2021, las actividades religiosas se desarrollan virtualmente, aunque se han desarrollado misas con poca asistencia de feligreses. Para este domingo se anunció una misa en el atrio del templo de San Idelfonso. Se espera la presencia de autoridades nacionales y departamentales.
La Virgen de Urkupiña o Urqupiña es una advocación de la Virgen María Asunta, que se venera el 15 de agosto en la ciudad de Quillacollo, capital provincial a 14 km de la ciudad de Cochabamba en Bolivia.
Existen varias versiones sobre la aparición de la Virgen de Urqupiña.
A fines del 1700 (hacia el sudoeste de Quillacollo), vivía una familia de campesinos quienes subsistían gracias a la utilidad de su pequeño rebaño de ovejas que se encontraba al cuidado de la hija menor.
La muchacha se dirigía a diario hacia las bajas colinas del frente de Cota, pasaba el río de Sapinku, donde había pasto en abundancia para su rebaño. Un día de agosto, se le apareció una Señora quien tenía un hermosísimo niño en brazos, sostenían largas conversaciones en el idioma del lugar, el quechua. La pastorcita jugaba con aquel niño en las aguas de una vertiente que brotaba de las rocas.
Desde entonces, casi siempre la muchacha demoraba al retornar a la choza de sus padres, por lo que éstos le preguntaron el motivo, la niña relató sus encuentros con la señora a quien llamaba “Mamita y el niño”. Decía que descendían a jugar con ella en la chimpa juturis (o chimpa pilas), que así se llamaban y continúan llamándose las dos vertientes de agua clara y dulce situadas al pie de la colina. Al oírla, sus padres se alarmaron y se dirigieron repetidas veces a la verde colina para convencerse de los increíbles relatos.
Al reiterarse la visita de la "Mamita", la niña fue en busca de sus padres y estos al Doctrinero (las parroquias eran denominadas doctrinas y, por extensión al sacerdote, Doctrinero), y vecinos del rancherío, que anoticiados del acontecimiento decidieron cerciorarse de su veracidad, acudiendo al lugar donde la niña los guiaba. La Virgen, al ver que la pastorcita no aparecía se levantó de donde estaba y subió cuesta arriba el cerro, mientras la niña gritaba indicando con el dedo, en quechua "Jaqaypiña urqupiña, urkupiña", que en español significa "ya está en el cerro"" (urqu=cerro, piña=ya está), de ahí el nombre castellanizado. La señora al llegar a la cima, desapareció, pero lograron ver una imagen celestial que se esfumaba en la maraña de los algarrobales, cactus y ululas. Convencidos de que la visión era extraña, corrieron al pueblo. El párroco convocó a los pobladores, y junto a otras autoridades acudieron al lugar del prodigio frente a la ranchería de Cota. La multitud bulliciosa trasladó esta imagen a la capilla de Quillacollo y desde entonces es conocida como la Virgen de Urkupiña, quien es muy venerada por el pueblo boliviano y los relatos de los milagros que se prodigan a sus devotos son extraordinarios.
En ese lugar, se construyó una capilla de la Virgen, que se ha trasladado al templo Matriz de Quillacollo hasta donde llegan peregrinos de toda Bolivia y Sud América para venerar a la patrona de la integración Nacional. (Por Mons. Francisco Cano Galvarro y Mercedes Anaya de Urquidi)
La historia de la Virgen de Urqupiña se remonta a la época colonial, como se señala en la "Leyenda de la Virgen", donde una pastorcita comunica sus encuentros con una gran Señora, que al perderse por la montaña señala a la señora diciendo en su idioma nativo "Orqopiña", que quiere decir: "ya está en el cerro".
Entre las muchas historias que se cuenta a cerca de la Virgen, señalan los habitantes de Quillacollo, que los soldados quillacolleños alistados en el batallón Aroma, que perteneció al Regimiento Colorados al despedirse de Quillacollo, pidieron la protección de la patrona y llevándose consigo una imagen bordada en tela y más de un veterano del pacífico narró que la "Virgen de Urkupiña" acudió en ayuda de ellos..." (1880).
También fue importante su intercesión para el tiempo de la Guerra del Chaco (1932 - 1934), los soldados nombraban madrinas de guerra a importantes damas de la época, que con todo amor y buena fe en los milagros de la "Virgen de Urkupiña" se prendían en el pecho un Escapulario con la imagen y la bendición de la "Virgen de Urcupiña" para que les acompañe en los campos de batalla.
En la actualidad, la festividad en honor a la Virgen de Urkupiña forma una serie de eventos que marcan la vida en Quillacollo en julio y agosto. El 14 de agosto, se desarrollaba la Fastuosa Entrada Folklórica con un desfile de cerca de diez mil bailarines disfrazados y acompañados por músicos. Lamentablemente la pandemia del coronavirus evito la presencia de bailarines.
El 15 de agosto se celebra la misa solemne de fiesta, con la asistencia de las Autoridades Eclesiásticas, Nacionales y Departamentales de Bolivia, que finaliza con la procesión de la imagen de la Virgen de Urkupiña por algunas calles del centro de la ciudad de Quillacollo y la repetición de la Entrada Folklórica.
La fiesta culminaba el 16 con la romería popular al cerro Cota (Calvario) donde, según la tradición, apareció la Virgen. En el calvario se realiza una serie de ritos, como la sacada de pedazos de piedra en señal de préstamo de bienes espirituales y materiales, con la promesa de volver al año siguiente para devolver los correspondientes intereses; y también está la compra simbólica de pequeños lotes de terreno y otros objetos en miniatura (casas, movilidades, títulos profesionales, etc.), con la esperanza de adquirir uno real hasta el próximo año. En ambos casos se realiza la ch'alla (libación y ofrenda a la Pachamama), pidiendo las bendiciones y favores a la Virgen de Urkupiña.
La fiesta suele atraer a cerca de un millón de feligreses y turistas nacionales e internacionales y constituye un hito importante tanto en la vida religiosa y social como en la economía, el folklore y el recorrido turístico en Bolivia y los Andes.