Redacción Central – El escenario político boliviano se encuentra en plena reconfiguración. A poco más de un año de las elecciones generales de 2026, los partidos tradicionales y de derecha parecen consolidar su presencia en distintos departamentos, mientras que las fuerzas de izquierda enfrentan divisiones internas que amenazan su cohesión.
Agrupaciones politicas como la de Tuto Quiroga y Samuel Doria Medina mantienen una base sólida, especialmente en las ciudades capitales y regiones del oriente boliviano.
A estas fuerzas se suman liderazgos regionales con fuerte arraigo, como el de Manfred Reyes Villa en Cochabamba, quien ha logrado consolidar su imagen como un gestor municipal eficiente, aunque sin identificarse directamente con un partido nacional.
Por otro lado, el Movimiento al Socialismo (MAS), que ha gobernado Bolivia por más de 15 años en distintos periodos, atraviesa una fuerte crisis interna.
Las tensiones entre el expresidente Evo Morales y el actual mandatario Luis Arce han fragmentado al partido, dando lugar a declaraciones cruzadas, amenazas de expulsiones y la convocatoria de congresos paralelos.
Analistas políticos advierten que esta división podría debilitar la capacidad del MAS para enfrentar unas elecciones competitivas en 2026, a menos que logre una reunificación o se conforme una nueva fuerza de izquierda.
En este contexto, nuevas agrupaciones ciudadanas, movimientos regionales y líderes independientes comienzan a posicionarse como posibles alternativas al tradicional bipartidismo entre el MAS y la oposición.
La situación política en Bolivia se torna cada vez más dinámica, con un electorado más exigente, preocupado por la economía, la seguridad y la transparencia en la gestión pública. (FAUSTO COLPARI)