Bolivia atraviesa una crisis económica sin precedentes, caracterizada por la escasez de combustible, la depreciación de las reservas de divisas y una inflación creciente. Estos factores han generado un profundo malestar social, reflejado en protestas y movilizaciones en varias regiones del país.
En Santa Cruz, cientos de ciudadanos realizaron un "cacerolazo" para exigir soluciones al Gobierno ante la falta de combustible y el alza en los precios de los alimentos. “Todo está subiendo y no hay gasolina, esto es insostenible”, expresó un comerciante afectado.
La inflación acumulada en 2024 cerró en un 9,97%, la más alta en 17 años, con un incremento del 15,4% en productos de primera necesidad. Ante esta situación, en La Paz se registraron largas filas en mercados y supermercados, debido al temor de un desabastecimiento de productos básicos.
El presidente Luis Arce enfrenta una creciente presión social y política para resolver la crisis. Transportistas, comerciantes y sectores populares han anunciado nuevas movilizaciones en caso de que el Gobierno no adopte medidas urgentes.
Expertos advierten que si no se logra estabilizar la economía, Bolivia podría entrar en una etapa de mayor conflictividad social. Entretanto, la incertidumbre sigue marcando el panorama nacional. (FAUSTO COLPARI)