La mayor parte del mundo se unió en la ONU contra Moscú para demandar que se retire de Ucrania, al tiempo que las fuerzas invasoras rusas reanudaban sus bombardeos contra la segunda mayor ciudad del país, amenazaban su capital y asediaban sus puertos estratégicos.
Rusia reportó bajas militares por primera vez desde el inicio de la invasión la semana pasada, diciendo que casi 500 de sus soldados habían muerto y que casi 1.600 fueron heridos. Ucrania no reveló de momento las suyas, pero dijo que más de 2.000 civiles han muerto, una afirmación que no pudo ser verificada de forma independiente.
Enviados de Ucrania y Rusia se iban a reunir el jueves en Bielorrusia para una segunda ronda de conversaciones dirigidas a poner fin a los combates, pero parecía haber pocas posiciones comunes entre las dos partes.
Siete días después de iniciada la guerra, la agencia de refugiados de la ONU dijo que más de 870.000 personas habían huido de Ucrania en la que es una creciente crisis de refugiados en Europa, al tiempo que el jefe de la agencia nuclear dijo advirtió que los combates representan una amenaza para los 15 reactores nucleares en Ucrania.
Las fuerzas rusas han aumentado sus ataques contra zonas urbanas, en lo que el presidente de Ucrania describió como una campaña descarada de terror.