Jueves, 28 Marzo 2024
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La alianza entre Irán y Bolivia pone en peligro a la Argentina

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La expansión de las operaciones del país islámico en Sudamérica, en colaboración con el presidente del país vecino, Luis Arce, amenaza con romper el equilibrio regional en términos de defensa.

La actividad conjunta en materia de defensa entre Bolivia e Irán se intensificó en el último mes con el desarrollo de tecnología militar, trabajos de inteligencia y entrega de pasaportes con identidad falsa, en el marco de la alianza que selló el presidente del país vecino, Luis Arce. De esta manera, se pone en riesgo la seguridad de toda la región, incluida la de Argentina.

A mediados del año pasado se dio a conocer un memorándum de entendimiento firmado por los gobiernos de Bolivia e Irán, en medio de las tensiones en Medio Oriente. El documento, rubricado en Teherán por el ministro de Defensa boliviano, Edmundo Novillo Aguilar, y su par iraní, Mohammad Reza Ashtiani, hace referencia a la ampliación de la cooperación bilateral en el campo de seguridad y de defensa, cuyos alcances no se hicieron públicos porque están protegidos por una cláusula de confidencialidad.

Quienes trabajamos hace tiempo en seguridad a nivel regional sabemos que Bolivia tiene una embajada con mucha presencia iraní y el memorándum de entendimiento no es más que una fachada para evitar que salgan a la luz los acuerdos secretos entre ambos países, que representan una verdadera amenaza para Sudamérica.

Recientemente, el país vecino ha facilitado los trabajos de inteligencia de Irán a través del clérigo Mohsen Rabbani y permitió el ingreso, desde los puertos de Argentina y otros países de la región, de células del grupo terrorista Hezbollah, explosivos, drones (producidos en Venezuela y utilizados por Rusia en la guerra con Ucrania) y tecnología de avanzada en equipamiento militar.

Esta actividad sería imposible si Bolivia no estuviera emitiendo pasaportes con identidad falsa para permitir el ingreso de agentes, generalmente vinculados a la Fuerza Quds, una división de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica, y al Ministerio de Inteligencia y Seguridad Nacional iraní (VEVAK), con el objetivo de convertir al país vecino en el “centro de operaciones” a través del cual Irán pueda desarrollar sus actividades de inteligencia e intervenir en Sudamérica, Centroamérica y el Caribe.

El análisis de lo que sucede en Bolivia no debe restringirse a los límites nacionales porque el terrorismo no respeta fronteras y, como consecuencia, rompe el equilibrio en términos de defensa en toda la región. En el último tiempo hubo claros ejemplos del accionar internacional del terrorismo: el homicidio del fiscal paraguayo Marcelo Pecci, que investigaba al PCC en Ciudad del Este, los delitos cometidos en la localidad de Pedro Juan Caballero por el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), que controla la producción de marihuana en el país, y el aumento de la actividad en la Triple Frontera de células de Hamas y Hezbollah, y en menor medida de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Estos antecedentes, sumados al acuerdo rubricado entre Bolivia e Irán, que permite la expansión del islamismo en la región, la ruptura del país vecino en las relaciones diplomáticas con Israel y la porosidad de las fronteras argentinas, pusieron en alerta al Sistema de Inteligencia Nacional y al área de Defensa Nacional de la actual gestión y también de la anterior.

La seguridad de la Argentina está en jaque ante las amenazas del terrorismo, que hace tiempo está asentado en nuestras fronteras, pero últimamente intensificó su actividad y se infiltra cómodamente en territorio nacional. Por ese motivo, en el Gobierno buscan ampliar las facultades de las Fuerzas Armadas a través de la modificación del decreto 727/2006, con el objetivo que puedan desplazarse a zonas de frontera para combatir el terrorismo.

Esta medida es completamente necesaria y representa el primer paso para frenar el avance del narcotráfico en las fronteras. Sin embargo, no es más que un abordaje parcial. Para combatir en serio a las mafias armadas es necesaria una visión estratégica que incluya el perfeccionamiento de las Fuerzas Armadas y un plan de cooperación entre los países sudamericanos para desarticular a las bandas terroristas.

Sólo tendremos oportunidad de combatir al crimen organizado si actuamos globalmente. Estamos a tiempo. Vale la pena dar esta batalla.

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